“En las cruces de mayo
de la provincia de Huelva observamos actos diversos dependiendo de cada
localidad, muchos de ellos relacionados con la decoración y el exorno de las
cruces, con el contacto con la naturaleza, con la exaltación de la mujer, con
propiciar el cortejo e interacción hombre-mujer, o bien actos de carácter
religioso. Los escenarios donde transcurre el ritual oscilan desde lo
exclusivamente urbano (como en Alosno) a traslados entre lo urbano y el entorno
rural circundante. En algunos lugares, la fiesta se desarrolla en las calles de
la localidad sin ninguna extensión fuera del núcleo urbano, o con salidas más
simbólicas que reales para "cortar el romero". Sin embargo, en otros
muchos casos, como en Almonaster y Berrocal, la fiesta incluye desplazamiento
fuera del área urbana, convivencia en el campo y alguna actividad que conlleve
un acercamiento a la naturaleza, como la "corta del romero", la
"traída de la chubarba" o la "corta de pinos". En Berrocal
también es especialmente significativo el protagonismo de las mulas con actos
como la exaltación de "las bestias", mientras que en Villalba del
Alcor destacan los "toros de cuerda". No obstante, caballos, bueyes y
mulas suelen estar presentes de un modo u otro en casi todas las cruces de
mayo.
En Bonares predominan
los actos en el contexto urbano aunque desde hace algunos años realizan el
denominado "romerito", a modo de romería en el campo. En La Palma y Paterna también
encontramos "romerito", pero posee más características de un desfile
urbano con caballería y carrozas. En todos los casos se observa un deambular de
gentes de un lado a otro de la localidad: recoger y acompañar a los mayordomos
(Almonaster), recoger y acompañar al mozo/a de la bandera y las "bestias"
(Berrocal), recoger y acompañar a los padrinos y las cruces (Bonares), recorrer
las "colás" o cruces en "reunión" (Alosno), integrar o
acompañar a los desfiles por las calle del pueblo (La Palma y Paterna). Según los
casos, los actos religiosos varían desde su total ausencia hasta adquirir un
importante peso festivo con misas, rosarios, procesiones, etc., en parte
dependiendo de las formas organizativas que en cada lugar se hayan establecido,
si hermandades o agrupaciones informales.
Aunque el elemento
central y que da nombre a la fiesta sea un símbolo netamente religioso, la
cruz, la intervención del clero en la toma de decisiones es escasa o nula. Los
mismos convecinos del pueblo actúan como agentes organizadores del ritual
festivo, lo cual se concreta en, al menos, dos formas de organización: un
asociacionismo de carácter formal, tipo hermandades y asociaciones culturales;
y un asociacionismo informal, mediante el agrupamiento vecinal y parental. Para
configurar el marco asociativo se utilizan diversas estrategias de agrupamiento
que corresponden a distintos niveles de institucionalización del ritual. El
nivel más primario es el agrupamiento informal y temporal de vecinos y
parientes, para montar y adornar la cruz y organizar las celebraciones, de
manera que el agrupamiento se disuelve una vez pasada la fiesta. Este
agrupamiento temporal y no formalizado suele ser más frecuente en las cruces de
mayo sin capillas permanentes o cuyas capillas están cerradas sin ninguna o muy
poca actividad en el resto del año. A veces, la organización se fundamenta en
la participación activa de muy pocas personas, con un importante protagonismo
de la mujer en los preparativos y decoración de las cruces. En el lado opuesto
está la configuración de asociaciones formalmente establecidas con organigrama,
estatutos, criterios de pertenencias, etc., como las hermandades canónicamente
erigidas. No obstante, el grado de institucionalización de estas entidades
puede fluctuar desde el cumplimiento estricto del régimen de funcionamiento establecido,
incluyendo la regulación de actividades relacionadas con el ritual festivo, al
mero reconocimiento del Obispado o del Ministerio del Interior siendo muy
flexible y espontáneo el funcionamiento cotidiano del grupo. Algunas
agrupaciones aún funcionando de manera informal, están registradas como
hermandades o asociaciones culturales para disponer de respaldo institucional y
beneficiarse de las ventajas que puedan obtener al ser declaradas de utilidad
pública.
En paralelo a los
agentes organizadores del ritual festivo, juntas de gobierno y directivas de
hermandades o asociaciones, se distinguen algunas personas como protagonistas
de la fiesta con cargos y títulos de carácter temporal que implican cierto
prestigio social, ocupando un lugar preferente en el escenario festivo. Las más
destacadas protagonistas de las cruces de mayo son las mujeres,
fundamentalmente jóvenes, así como la pareja hombre-mujer, siendo los criterios
de género y edad un marcador relevante del ritual. Acorde con los significados
simbólicos de las cruces de mayo referidos anteriormente (eclosión de la
primavera, fertilidad, exaltación de la naturaleza, floración, etc.), la mujer
adquiere un protagonismo generalizado mediante la concesión de determinados
títulos que adoptan distintas denominaciones según las localidades:
"reinas", "damas de honor", "romeras"… a veces
seguido de su pareja masculina: mayordoma/mayordomo, moza/mozo, hermana mayor/hermano
mayor, madrina/padrino, diputadas/diputados.
En principio, podríamos
suponer que estas jóvenes acceden a estos cargos por su belleza y cualidades
vinculadas al atractivo femenino, es por ello que se convierten en el centro de
atención y admiración. Pero en realidad, cada año, la selección no se realiza
según criterios de competencia, eligiendo la más bella y cualificada, sino por
orden según se hayan apuntando en un listado, o bien por sorteo, siendo la edad
el único requisito a tener en cuenta, y en algunos casos también la soltería.
En ocasiones, se duplican los cargos distinguiendo entre la joven adulta e
infantil (reina infantil, romera infantil, etc.), incluso algunas secuencias
rituales se repiten con los niños como protagonistas, lo que implica asegurar
la trasmisión de la tradición a las siguientes generaciones y afianzar los
valores asociados al ritual festivo. Frente al prestigio social que conlleva,
el título de reina, moza, romera, etc. ocasiona importantes gastos, sobre todo
en indumentaria, ya que el ritual exige distintos tipos de traje dependiendo de
la ocasión: de reina, de noche, de gala, de flamenca, de serrana, de blanco, de
mantilla… según los casos. La admiración aumenta en tanto mayor es la
originalidad y lujo de estos trajes. Asimismo son ellas quienes portan los
símbolos rituales dominantes (banderas, estandartes, varas), junto con sus
parejas masculinas, compartiendo actos de entregas y recogidas.
Con indumentaria
incluida, las cruces de mayo se destacan por una extraordinaria recreación
ornamental y estética, que proporciona al conjunto escénico gran riqueza y
colorido. Cada hermandad o agrupación procura resaltar su cruz sobre "la
otra" o el resto, realzando estéticamente todos los componentes de la
fiesta, la mayoría confeccionados y elaborados de manera artesanal y por los
propios miembros de la cruz. Así, la creatividad resulta un rasgo definitorio
de estas fiestas: las gentes, sin ser especialistas ni técnicos, inventan y
crean los principales elementos necesarios para la fiesta con especial énfasis
en la decoración de las cruces, las capillas, los escenarios del ritual o las
carrozas de los "romeritos". Esto reafirmar su carácter popular ya
que la gente necesita muy pocos objetos para organizar una cruz de mayo, y lo
poco que necesita puede ser conseguido y elaborado por ellos mismos, pudiendo
permanecer al margen de enseres, tallas e inmuebles de la Iglesia. No obstante,
con el tiempo y el aumento de las posibilidades económicas, muchos de estos
elementos, en principio de creación doméstica, han sido sustituidos por otros
comprados y realizados por especialistas, orfebres y bordadores.
La
creatividad en la recreación ornamental hace que se produzca una enorme
profusión estética y diversidad de formas entre los elementos que integran las
fiestas de las cruces de la provincia de Huelva. Esta diversidad se constata en
las propias cruces o maderos, sobre las encontramos una amplia variedad, tanto
en los materiales que la componen como en formas que adquieren. Hay cruces que
constituyen parte del mobiliario urbano, cruces de hierro forjado, de madera
policromada, de madera revestida en tela, de orfebrería en plata, de flores y
ramas, "cruces ramificadas" y "cruces arbóreas" hechas con
pequeñas flores y hojas plateadas y doradas. Sin embargo, algunos exornos y
detalles de las cruces suelen ser similares. El "sagrado madero", sin
la imagen de Cristo, siempre ocupa un lugar central de la estancia y suelen ser
el único elemento religioso visible. Frecuentemente incluyen símbolos tales como
el "INRI", las siglas "J.H.S.", signos de la Pasión, angelitos, uvas,
cálices, el Sagrado Corazón, flores y ramas. También se adornan con potencias,
sudarios (de distintos tipos), lazos, joyas, relicarios, cadenas,
incrustaciones de perlas, piedras preciosas, espejos, etc.; rodeadas de orlas
en forma de corazón o círculo con flores y ramas.
(Fuente: Rituales festivos y confrontación social. Cruces de mayo de la provincia de
Huelva, por Celeste Jiménez de Madariaga)