Blog de la Asociación de Vecinos La Fuente del Llano


Blog de la asociación de vecinos La fuente del Llano.

La intención con la que nace este blog es la de conservar lo que aún no se perdió, la de intentar recuperar lo que ya perdimos, la de compartir lo que cada uno aprendió, la de trabajar para que lo que dejemos sea mucho más hermoso que lo que recibimos.

domingo, 11 de mayo de 2014

Cruces de mayo en Huelva (II)

“En las cruces de mayo de la provincia de Huelva observamos actos diversos dependiendo de cada localidad, muchos de ellos relacionados con la decoración y el exorno de las cruces, con el contacto con la naturaleza, con la exaltación de la mujer, con propiciar el cortejo e interacción hombre-mujer, o bien actos de carácter religioso. Los escenarios donde transcurre el ritual oscilan desde lo exclusivamente urbano (como en Alosno) a traslados entre lo urbano y el entorno rural circundante. En algunos lugares, la fiesta se desarrolla en las calles de la localidad sin ninguna extensión fuera del núcleo urbano, o con salidas más simbólicas que reales para "cortar el romero". Sin embargo, en otros muchos casos, como en Almonaster y Berrocal, la fiesta incluye desplazamiento fuera del área urbana, convivencia en el campo y alguna actividad que conlleve un acercamiento a la naturaleza, como la "corta del romero", la "traída de la chubarba" o la "corta de pinos". En Berrocal también es especialmente significativo el protagonismo de las mulas con actos como la exaltación de "las bestias", mientras que en Villalba del Alcor destacan los "toros de cuerda". No obstante, caballos, bueyes y mulas suelen estar presentes de un modo u otro en casi todas las cruces de mayo.
En Bonares predominan los actos en el contexto urbano aunque desde hace algunos años realizan el denominado "romerito", a modo de romería en el campo. En La Palma y Paterna también encontramos "romerito", pero posee más características de un desfile urbano con caballería y carrozas. En todos los casos se observa un deambular de gentes de un lado a otro de la localidad: recoger y acompañar a los mayordomos (Almonaster), recoger y acompañar al mozo/a de la bandera y las "bestias" (Berrocal), recoger y acompañar a los padrinos y las cruces (Bonares), recorrer las "colás" o cruces en "reunión" (Alosno), integrar o acompañar a los desfiles por las calle del pueblo (La Palma y Paterna). Según los casos, los actos religiosos varían desde su total ausencia hasta adquirir un importante peso festivo con misas, rosarios, procesiones, etc., en parte dependiendo de las formas organizativas que en cada lugar se hayan establecido, si hermandades o agrupaciones informales.
Aunque el elemento central y que da nombre a la fiesta sea un símbolo netamente religioso, la cruz, la intervención del clero en la toma de decisiones es escasa o nula. Los mismos convecinos del pueblo actúan como agentes organizadores del ritual festivo, lo cual se concreta en, al menos, dos formas de organización: un asociacionismo de carácter formal, tipo hermandades y asociaciones culturales; y un asociacionismo informal, mediante el agrupamiento vecinal y parental. Para configurar el marco asociativo se utilizan diversas estrategias de agrupamiento que corresponden a distintos niveles de institucionalización del ritual. El nivel más primario es el agrupamiento informal y temporal de vecinos y parientes, para montar y adornar la cruz y organizar las celebraciones, de manera que el agrupamiento se disuelve una vez pasada la fiesta. Este agrupamiento temporal y no formalizado suele ser más frecuente en las cruces de mayo sin capillas permanentes o cuyas capillas están cerradas sin ninguna o muy poca actividad en el resto del año. A veces, la organización se fundamenta en la participación activa de muy pocas personas, con un importante protagonismo de la mujer en los preparativos y decoración de las cruces. En el lado opuesto está la configuración de asociaciones formalmente establecidas con organigrama, estatutos, criterios de pertenencias, etc., como las hermandades canónicamente erigidas. No obstante, el grado de institucionalización de estas entidades puede fluctuar desde el cumplimiento estricto del régimen de funcionamiento establecido, incluyendo la regulación de actividades relacionadas con el ritual festivo, al mero reconocimiento del Obispado o del Ministerio del Interior siendo muy flexible y espontáneo el funcionamiento cotidiano del grupo. Algunas agrupaciones aún funcionando de manera informal, están registradas como hermandades o asociaciones culturales para disponer de respaldo institucional y beneficiarse de las ventajas que puedan obtener al ser declaradas de utilidad pública.
En paralelo a los agentes organizadores del ritual festivo, juntas de gobierno y directivas de hermandades o asociaciones, se distinguen algunas personas como protagonistas de la fiesta con cargos y títulos de carácter temporal que implican cierto prestigio social, ocupando un lugar preferente en el escenario festivo. Las más destacadas protagonistas de las cruces de mayo son las mujeres, fundamentalmente jóvenes, así como la pareja hombre-mujer, siendo los criterios de género y edad un marcador relevante del ritual. Acorde con los significados simbólicos de las cruces de mayo referidos anteriormente (eclosión de la primavera, fertilidad, exaltación de la naturaleza, floración, etc.), la mujer adquiere un protagonismo generalizado mediante la concesión de determinados títulos que adoptan distintas denominaciones según las localidades: "reinas", "damas de honor", "romeras"… a veces seguido de su pareja masculina: mayordoma/mayordomo, moza/mozo, hermana mayor/hermano mayor, madrina/padrino, diputadas/diputados.
En principio, podríamos suponer que estas jóvenes acceden a estos cargos por su belleza y cualidades vinculadas al atractivo femenino, es por ello que se convierten en el centro de atención y admiración. Pero en realidad, cada año, la selección no se realiza según criterios de competencia, eligiendo la más bella y cualificada, sino por orden según se hayan apuntando en un listado, o bien por sorteo, siendo la edad el único requisito a tener en cuenta, y en algunos casos también la soltería. En ocasiones, se duplican los cargos distinguiendo entre la joven adulta e infantil (reina infantil, romera infantil, etc.), incluso algunas secuencias rituales se repiten con los niños como protagonistas, lo que implica asegurar la trasmisión de la tradición a las siguientes generaciones y afianzar los valores asociados al ritual festivo. Frente al prestigio social que conlleva, el título de reina, moza, romera, etc. ocasiona importantes gastos, sobre todo en indumentaria, ya que el ritual exige distintos tipos de traje dependiendo de la ocasión: de reina, de noche, de gala, de flamenca, de serrana, de blanco, de mantilla… según los casos. La admiración aumenta en tanto mayor es la originalidad y lujo de estos trajes. Asimismo son ellas quienes portan los símbolos rituales dominantes (banderas, estandartes, varas), junto con sus parejas masculinas, compartiendo actos de entregas y recogidas.
Con indumentaria incluida, las cruces de mayo se destacan por una extraordinaria recreación ornamental y estética, que proporciona al conjunto escénico gran riqueza y colorido. Cada hermandad o agrupación procura resaltar su cruz sobre "la otra" o el resto, realzando estéticamente todos los componentes de la fiesta, la mayoría confeccionados y elaborados de manera artesanal y por los propios miembros de la cruz. Así, la creatividad resulta un rasgo definitorio de estas fiestas: las gentes, sin ser especialistas ni técnicos, inventan y crean los principales elementos necesarios para la fiesta con especial énfasis en la decoración de las cruces, las capillas, los escenarios del ritual o las carrozas de los "romeritos". Esto reafirmar su carácter popular ya que la gente necesita muy pocos objetos para organizar una cruz de mayo, y lo poco que necesita puede ser conseguido y elaborado por ellos mismos, pudiendo permanecer al margen de enseres, tallas e inmuebles de la Iglesia. No obstante, con el tiempo y el aumento de las posibilidades económicas, muchos de estos elementos, en principio de creación doméstica, han sido sustituidos por otros comprados y realizados por especialistas, orfebres y bordadores.
La creatividad en la recreación ornamental hace que se produzca una enorme profusión estética y diversidad de formas entre los elementos que integran las fiestas de las cruces de la provincia de Huelva. Esta diversidad se constata en las propias cruces o maderos, sobre las encontramos una amplia variedad, tanto en los materiales que la componen como en formas que adquieren. Hay cruces que constituyen parte del mobiliario urbano, cruces de hierro forjado, de madera policromada, de madera revestida en tela, de orfebrería en plata, de flores y ramas, "cruces ramificadas" y "cruces arbóreas" hechas con pequeñas flores y hojas plateadas y doradas. Sin embargo, algunos exornos y detalles de las cruces suelen ser similares. El "sagrado madero", sin la imagen de Cristo, siempre ocupa un lugar central de la estancia y suelen ser el único elemento religioso visible. Frecuentemente incluyen símbolos tales como el "INRI", las siglas "J.H.S.", signos de la Pasión, angelitos, uvas, cálices, el Sagrado Corazón, flores y ramas. También se adornan con potencias, sudarios (de distintos tipos), lazos, joyas, relicarios, cadenas, incrustaciones de perlas, piedras preciosas, espejos, etc.; rodeadas de orlas en forma de corazón o círculo con flores y ramas.


(Fuente: Rituales festivos y confrontación social. Cruces de mayo de la provincia de Huelva, por Celeste Jiménez de Madariaga)

No hay comentarios:

Publicar un comentario